Pastor e hijo escalan 36 volcanes en 20 días para orar por la paz en Guatemala

El pastor evangélico Carlos Fernández y su hijo Charles, de 15 años, lograron escalar 36 volcanes del país en solo 20 días. Esta era una meta que se habían propuesto en diciembre del año pasado, sin embargo la meta era escalar 37 volcanes en 15, pero fue todo lo contrario, sin embargo el fin era orar por la paz de Guatemala y recaudar fondos para apoyar a una comunidad de desplazados que vive en El Tabacal, en Escuintla.
“Fue una experiencia única, algo increíble. Dios nos apoyó en todo momento. El clima fue estupendo, y no tuvimos ni una ampolla”, manifestó Carlos.

La travesía comenzó el 26 de diciembre del 2010, con el ascenso al Volcán de Pacaya, entre Guatemala y Escuintla. Desde entonces no se detuvieron hasta concluir en la cima del Tajumulco, en San Marcos, el 16 de enero. En esos 20 días ascendieron 118 kilómetros, y tan solo se quedaron con las ganas de escalar el volcán Santiaguito, en Quetzaltenango.

El pastor Carlos, dijo que se sintió muy entusiasmado porque hubo una cantidad de personas que lo acompañaron junto a su hijo durante la travesía, porque unieron sus oraciones pidiendo el cese de la violencia en Guatemala. 

Durante el ascenso al Volcán de Pacaya se les unieron 70 personas, entre ellas 50 de El Tabacal, a cuya comunidad están destinadas las donaciones conseguidas en Estados Unidos con esta iniciativa.
Prosiguieron en el Volcán de Agua, entre Escuintla, Sacatepéquez y Guatemala, a donde llegaron 16 personas; en El Acatenango, entre Chimaltenango y Sacatepéquez, y el de Fuego donde se les unieron 14.
El pastor guatemalteco, dijo que aún recuerda con especial cariño al joven quetzalteco Allen Robles, de 14 años, a quien encontraron en la cumbre del volcán Santa María, en Quetzaltenango. “Allen me pidió que llamara a su papá y le pidiera permiso para acompañarnos; finalmente él participó en la escalada de cuatro volcanes seguidos, los más duros”, explicó.

Carlos hizo énfasis que “para subir el volcán Atitlán, entre Sololá y Suchitepéquez, nos mandaron a dos policías. Una hora nos aguantaron el paso, y en vez de venir ellos a cuidarnos, nosotros los terminamos cuidando”.

También hubo cumbres a las cuales se enfrentaron únicamente Carlos y Charles, como el Jumay, en Chiquimula, y Jumaytepeque, en Santa Rosa, o el Chicabal, en Quetzaltenango, según comentan.
No subieron el Santiaguito por falta de guía 

Aunque se trató de una gran hazaña, ambos escaladores les quedaron tareas pendientes. Primero, tardaron 20 días, en vez de los 15 que tenían previstos, y tampoco pudieron subir al volcán Santiaguito. “Mucha gente nos advirtió de que no subiéramos el Santiaguito porque era muy arriesgado, ya que muchos habían muerto por asfixia, pero el impedimento definitivo fue que no pudimos encontrar un guía”, comentó Fernández.

Subieron en compañía de Dios
Carlos atribuyó a la compañía de Dios, el clima inigualable durante la aventura. Recordó que incluso la neblina se iba quitando a su paso. “Solo nos llovió en una ocasión, cuando estábamos ascendiendo el volcán Cuxliquel, en Totonicapán. Fue muy curioso, porque el cielo estaba azul y había un sol radiante, pero cuando comenzamos a orar sobre un altar maya, vimos una nube que justo cubrió nuestra área y comenzó a llover”, explicó.

Otra de las experiencias duras, comentó Carlos, fue enterarse, mientras estaban en la travesía, del mortal bombazo en un autobús en la capital. “Para nosotros fue muy duro escucharlo, pero nos animó aún más a seguir orando por la paz de nuestro país”, comentó el pastor Carlos.
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