Administremos Nuestro Tiempo
Yo querÃa comentar sobre la relatividad del tiempo desde la perspectiva de las circunstancias. Por ejemplo: El tiempo pasa rapidÃsimo para los amantes, los que gozan de buen compañerismo, los que comparten de la Palabra, los que interceden en oración, los que están de buena salud fÃsica, mental y espiritual, etc. El tiempo pasa a la velocidad de tortuga para los amantes separados, los que asisten a cultos/reuniones pero no participan, los enfermos, los que pasan por pruebas, los que esperan la llegada de un ser querido.
Todos tenemos la misma cantidad de tiempo pero para algunos pasa velozmente y para otros lentamente. Depende de las circunstancias. Cuando yo estaba en el hospital, muy mal, con insomnio y mucho dolor, el tiempo se medÃa por visitas de enfermeras, doctores, laboratoristas y una que otra interrupción que llegué a anticipar como señales del paso de tiempo. No podÃa hablar ni leer y poco podÃa orar por tres dÃas. Los amigos y mi esposa me acompañaban pero no podÃa disfrutarlos. El tiempo (3 d Ãas) me parecÃa una eternidad.
Pero lo que pasó en ese tiempo era asombroso: tres médicos me atendÃan para encontrar el problema. El tratamiento fue hecho para que pudiera regresar a casa en sólo tres dÃas. Visto desde la perspectiva de mis amigos y m édicos, fue poco tiempo.
Pensaba en los tres dÃas que Jesucristo estaba en el lugar de los muertos en Su espÃritu mientras Su cuerpo yacÃa en la tumba. ¿Fue corto el tiempo para El? ¿O fue largo? Las Escrituras dicen que predicó a los muertos. No fue un tiempo de inactividad ni de “sueño” como enseñan algunas sectas. El ladrón asesino crucificado con El le acompañó en el ParaÃso o Seno de Abraham (Lucas 16:19-31; 23:43). Para Jesús, no creo que fue largo el tiempo entre Su muerte y Su resurrección. Pero para los discÃpulos, para MarÃa y tal vez para Sus enemigos les parecÃa una eternidad…por su tristeza, las dudas que tenÃan, los temores que sufrÃan. Los mismos tres dÃas eran como un soplo para el Señor pero un largo tiempo para los hombres.
Las aplicaciones de estas observaciones para mà son las siguientes.
Cuando las cosas van bien, tengo que disfrutarlas y aprovechar cada cosa buena al máximo, porque sólo Dios sabe por cuánto tiempo voy a tenerlas tan bien. El tiempo vuela en los ratos de bendición y no debo perderlo haciendo cosas que no cuentan para la eternidad (I Cor. 15:58).
Cuando estoy sufriendo mucho y me parece que asà será para siempre, deberÃa de recordar que estos tiempos difÃciles son sólo para un ratito y que van a pasar al olvido. También es un tiempo de provecho cuando aprendo a someterme a Su voluntad y abrazar mis pruebas, tomar la cruz cada dÃa, llevar el yugo por ese tiempo que Dios señala (Salmo 27:13,14; 30:5-12).
Cuando estoy en los tiempos “normales”, cuando no hay ni grande exaltación, revelación o bendición, ni grandes pruebas, batallas y sufrimientos, deberÃa aprovechar esos tiempos para sembrar la semilla del Evangelio, poner bien el fundamento de Cristo y edificar con materiales de gran valor. Vendrán dÃas cuando habrá lluvias, cosechas, edificación…y también dÃas de pruebas (Salmo 126:5,6; I Cor. 3:7-15).
Tal vez el tiempo presente sea muy diferente para cada uno de nosotros, pero creo que todos estamos en una de las tres circunstancias de arriba. En realidad todos tenemos exactamente la misma cantidad de tiempo pero no todos la aprovechamos igualmente. Algunos van a ser como el saltamontes en el verano, disfrutando del buen tiempo. Otros serán como la hormiga atesorando para el invierno. Algunos van a estar quejándose, murmurando y enojados con Dios cuando las cosas van “diferentes” a lo que querÃan, pedÃan y esperaban. Algunos estarán aburridos con el tiempo que están pasando y perderán las oportunidades de hacer algo para el Reino de Dios. Cada uno tiene el mismo tiempo pero la actitud de algunos les llevará a ser más que vencedores mientras que la de otros les lleva a esconder su talento o mina y no invertirlos en las cosas eternas.
Amigo, sólo tienes un poco de tiempo en realidad. Relativo a la eternidad es un puntito en la lÃnea del tiempo. Lo que haces y lo que no haces es tu decisión. No habrá excusas ante el Tribunal de Cristo (II Cor. 5:9-11). Aprovechemos bien el tiempo porque los dÃas son malos (Ef. 5:16).
Vivamos para la eternidad.