Administremos Nuestro Tiempo

13:47
No es un ensayo sobre las teorías de Einstein sino una observación que hace falta en los días actuales. En Eclesiastés 3, Salomón hace sus observaciones sobre el tiempo. Les sugiero que las repasen pronto porque lo que él dice es muy cierto y es muy fácil de olvidar. Especialmente cuando estamos pasando por pruebas; aun cuando todo va bien nos olvidamos que así no será para siempre. Hay un tiempo para todo en la vida normal.


Yo quería comentar sobre la relatividad del tiempo desde la perspectiva de las circunstancias. Por ejemplo: El tiempo pasa rapidísimo para los amantes, los que gozan de buen compañerismo, los que comparten de la Palabra, los que interceden en oración, los que están de buena salud física, mental y espiritual, etc. El tiempo pasa a la velocidad de tortuga para los amantes separados, los que asisten a cultos/reuniones pero no participan, los enfermos, los que pasan por pruebas, los que esperan la llegada de un ser querido.



Todos tenemos la misma cantidad de tiempo pero para algunos pasa velozmente y para otros lentamente. Depende de las circunstancias. Cuando yo estaba en el hospital, muy mal, con insomnio y mucho dolor, el tiempo se medía por visitas de enfermeras, doctores, laboratoristas y una que otra interrupción que llegué a anticipar como señales del paso de tiempo. No podía hablar ni leer y poco podía orar por tres días. Los amigos y mi esposa me acompañaban pero no podía disfrutarlos. El tiempo (3 d ías) me parecía una eternidad.



Pero lo que pasó en ese tiempo era asombroso: tres médicos me atendían para encontrar el problema. El tratamiento fue hecho para que pudiera regresar a casa en sólo tres días. Visto desde la perspectiva de mis amigos y m édicos, fue poco tiempo.



Pensaba en los tres días que Jesucristo estaba en el lugar de los muertos en Su espíritu mientras Su cuerpo yacía en la tumba. ¿Fue corto el tiempo para El? ¿O fue largo? Las Escrituras dicen que predicó a los muertos. No fue un tiempo de inactividad ni de “sueño” como enseñan algunas sectas. El ladrón asesino crucificado con El le acompañó en el Paraíso o Seno de Abraham (Lucas 16:19-31; 23:43). Para Jesús, no creo que fue largo el tiempo entre Su muerte y Su resurrección. Pero para los discípulos, para María y tal vez para Sus enemigos les parecía una eternidad…por su tristeza, las dudas que tenían, los temores que sufrían. Los mismos tres días eran como un soplo para el Señor pero un largo tiempo para los hombres.


Las aplicaciones de estas observaciones para mí son las siguientes.


Cuando las cosas van bien, tengo que disfrutarlas y aprovechar cada cosa buena al máximo, porque sólo Dios sabe por cuánto tiempo voy a tenerlas tan bien. El tiempo vuela en los ratos de bendición y no debo perderlo haciendo cosas que no cuentan para la eternidad (I Cor. 15:58).



Cuando estoy sufriendo mucho y me parece que así será para siempre, debería de recordar que estos tiempos difíciles son sólo para un ratito y que van a pasar al olvido. También es un tiempo de provecho cuando aprendo a someterme a Su voluntad y abrazar mis pruebas, tomar la cruz cada día, llevar el yugo por ese tiempo que Dios señala (Salmo 27:13,14; 30:5-12).



Cuando estoy en los tiempos “normales”, cuando no hay ni grande exaltación, revelación o bendición, ni grandes pruebas, batallas y sufrimientos, debería aprovechar esos tiempos para sembrar la semilla del Evangelio, poner bien el fundamento de Cristo y edificar con materiales de gran valor. Vendrán días cuando habrá lluvias, cosechas, edificación…y también días de pruebas (Salmo 126:5,6; I Cor. 3:7-15).



Tal vez el tiempo presente sea muy diferente para cada uno de nosotros, pero creo que todos estamos en una de las tres circunstancias de arriba. En realidad todos tenemos exactamente la misma cantidad de tiempo pero no todos la aprovechamos igualmente. Algunos van a ser como el saltamontes en el verano, disfrutando del buen tiempo. Otros serán como la hormiga atesorando para el invierno. Algunos van a estar quejándose, murmurando y enojados con Dios cuando las cosas van “diferentes” a lo que querían, pedían y esperaban. Algunos estarán aburridos con el tiempo que están pasando y perderán las oportunidades de hacer algo para el Reino de Dios. Cada uno tiene el mismo tiempo pero la actitud de algunos les llevará a ser más que vencedores mientras que la de otros les lleva a esconder su talento o mina y no invertirlos en las cosas eternas.



Amigo, sólo tienes un poco de tiempo en realidad. Relativo a la eternidad es un puntito en la línea del tiempo. Lo que haces y lo que no haces es tu decisión. No habrá excusas ante el Tribunal de Cristo (II Cor. 5:9-11). Aprovechemos bien el tiempo porque los días son malos (Ef. 5:16).



Vivamos para la eternidad.

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